La Organización Mundial de la Salud declaró, en 1997, el 11 de abril como Día Mundial del Parkinson, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que hace más de 200 años describió lo que en aquel tiempo llamó “parálisis agitante” y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson. Desde entonces, en todo el mundo se conmemora este día para sensibilizar a la sociedad sobre esta enfermedad que es la causa más común de los trastornos del movimiento y es la segunda causa de enfermedades neurodegerativas después del Alzheimer.
¿Qué es la enfermedad del Parkinson?
Es una enfermedad del sistema nervioso que afecta a las estructuras del cerebro encargadas del control y la coordinación del movimiento y la postura. Una de esas estructuras es la sustancia negra que contiene un neurotransmisor esencial para la regulación del movimiento que es la dopamina, la cual se encuentra disminuida en esta enfermedad.
Las investigaciones postulan que factores ambientales como toxinas, contaminantes, herbicidas, pesticidas podrían causar la enfermedad en personas susceptibles genéticamente, pero aún se desconoce su causa.
Si bien en la mayoría de pacientes no es hereditaria, sobre todo si comienza después de los 50 años de edad, se han identificado varios genes responsables de la enfermedad en una minoría de casos heredados.
¿Cuáles son los signos y síntomas principales?
- Lentitud de movimientos, dificultad para iniciar movimientos (bradicinesia)
- Temblor de reposo
- Rigidez muscular
- Inestabilidad postural, (dificultades en la marcha y el equilibrio)
- Inicialmente la enfermedad de Parkinson puede afectar un solo lado del cuerpo.
- Síntomas no motores: trastornos de ansiedad, depresión, apatía, fobias, sueños vívidos, disminución del olfato, constipación, fallas en la atención y en la organización.
Otros síntomas a tener en cuenta son:
- Disminución del volumen de la voz
- Disminución del tamaño de la escritura
- Disminución del balanceo de brazos
- Aumento de la saliva
- Trastornos del sueño
¿Qué tipo de tratamientos existen?
“Hoy sabemos que solo tomar medicamentos no es suficiente. Los pacientes deben tener acceso a tratamientos interdisciplinarios para mejorar sus síntomas Si bien es clave la terapia farmacológica también lo son las actividades no farmacológicas. El ejercicio físico mejora el equilibrio, la flexibilidad, la marcha. Gimnasia acuática, natación, pilates, bicicleta, tai chi, caminatas son algunos de las actividades recomendadas. Es importante que los pacientes se organicen para desarrollar actividades no farmacológicas para mejorar su calidad de vida,” señala la Dra. Anabel Chade, jefa de la Clínica de Parkinson de INECO.
“Otro de los tratamientos es la cirugía. Actualmente la técnica más utilizada es la estimulación cerebral profunda (ECP), que consiste en la colocación quirúrgica de electrodos a nivel de los ganglios basales, conectados mediante una extensión, a un neuroestimulador. A diferencia de la cirugía ablativa (primera técnica utilizada), la ECP es reversible, bilateral y además permite realizar modificaciones a lo largo del tiempo. Este procedimiento es eficaz para el control de algunos síntomas motores de la enfermedad avanzada y de complicaciones del tratamiento a largo plazo, entre ellas la rigidez, el temblor, la lentitud y las disquinesias. Tiene indicaciones precisas, por lo que la selección de los candidatos debe realizarse por un equipo especializado y multidisciplinario,” refiere la Dra. Macarena González, Neuróloga del programa de Neurorehabilitación para pacientes con Enfermedad de Parkinson de INECO y del programa de cirugía de Parkinson de la Fundación Favaloro e INECO.