Gleichgerrcht E, Tomashitis B, Sinay V.
Eur J Neurol. 2015 Jun 11. doi: 10.1111/ene.12745.
En los últimos años, diversos estudios han demostrado que ciertos pacientes con esclerosis múltiple muestran dificultades en dominios de la cognición social, tales como la empatía, y en su capacidad para regular emociones. En este artículo estudiamos cómo es que estas dificultades se relacionan con la capacidad de pacientes con esclerosis múltiple de juzgar dilemas morales, puesto que éstos activan procesos cerebrales ligados a la emoción y la cognición social. Encontramos que, en comparación a los controles, las personas con esclerosis múltiple mostraron niveles descendidos de algunos aspectos de la empatía. Asimismo, una mayor proporción de pacientes que de controles mostró altos niveles de alexitimia, la dificultad de describir/identificar emociones y de reflexionar sobre ellas de manera introspectiva. Encontramos también que los pacientes con esclerosis múltiple son menos permisivos desde un punto de vista moral y tienen respuestas emocionales más intensas frente a una transgresión moral que los controles sanos. Interesantemente, las personas con esclerosis múltiple reportaron creer más fuertemente que los controles que otras personas responderían como ellos lo hicieron a los escenarios morales planteados. Todos estos hallazgos apuntan a que pueden existir en algunos pacientes con esclerosis múltiple una serie de dificultades en procesos cognitivos y afectivos que podría impactar en su funcionamiento social. Insistimos en que estos hallazgos deben entenderse a nivel grupal y que cada caso es distinto, pero como un todo, tienen importantes implicancias teóricas y clínicas. Respecto de lo primero, plantea a la esclerosis múltiple como un modelo de enfermedad hasta ahora ignorado para entender patrones en el juicio moral que difieren de todos los hallados hasta ahora en otros grupos clínicos, en los que suele verse un aumento (y no un descenso como en este caso) de la permisibilidad moral. Desde la práctica clínica, estos resultados demuestran la importancia de evaluar cognición social en pacientes que reportan dificultades en su funcionamiento social y, potencialmente, apuntar a programas de rehabilitación diseñados para trabajar específicamente estos dominios.