Junto con la epidemia del coronavirus, estamos teniendo una epidemia de información que consumimos a cada momento, que si bien es necesaria hay que saber cómo manejarla y sobre todo observar sus efectos en nosotros. Por un lado por la incertidumbre y por otro lado la educación en la salud y la comunicación son factores claves de prevención. Pero al mismo tiempo también comprobamos que generan reacciones como miedo y preocupación. Ambas absolutamente entendibles y esperables, pero es un hilo finito que también puede crear pánico, alta reactividad emocional y otras dificultades.
Así como tomamos medidas preventivas para evitar contagiarnos y reducir el riesgo de contagiar a otros en nuestra comunidad, tenemos en nuestras manos la posibilidad de tomar acción para reducir el impacto que toda esta situación tiene en nuestra salud mental y nuestro bienestar.
Desde tradiciones milenarias hasta la ciencia moderna dan cuenta del impacto y beneficios de la ecuanimidad en la regulación emocional.
En estos días que corren, más que nunca aprender a practicar la ecuanimidad: una actitud interna de equilibrio y calma que implica darnos cuenta de los que nos pasa con atención comprensiva y amable con nosotros mismos.
Encontrar la justa medida del consumo de información, de la sobreidentificación que podamos tener con pensamientos catastróficos y de la desmedida reactividad emocional que pueden generar por momentos algunos acontecimientos externos e internos.
Reconocer nuestras emociones, pensamientos, dudas, fantasías…, dar lugar y espacio para lo que nos vaya pasando, y transitarlas con serenidad y comprensión hacia nosotros mismos y también hacia los otros
Ser ecuánimes no es estar desconectados de lo que nos pasa ni tampoco pensar idealmente cómo nos gustaría que fueran las cosas, sino justamente encontrar el punto medio, reconociendo lo que nos va pasando y aceptando lo que pasa a nuestro alrededor.
Ser ecuánimes contribuye a evitar el efecto del contagio emocional que producen a veces, la ansiedad , el pánico y la preocupación excesiva en nuestra calidad de vida y en nuestra vida en relación.
Esta cualidad, permite darnos cuenta de que nuestras emociones y pensamientos por más difíciles que sean, van cambiando momento a momento y seguirán haciéndolo salvo que nos apeguemos a ellos. Son pasajeros si dejamos que sigan su curso. Esto es lo mismo con la realidad externa.
Las cosas no salen como yo quiero, los otros no responden como yo espero… no sabemos qué va a pasar…ser ecuánimes significa no perdernos a nosotros mismos en el mar de incertidumbre y negatividad, sino más bien parar y desde una mirada serena poder preguntarnos, cuál sería la respuesta más adecuada y beneficiosa para mi bienestar y el de los otros?
Equilibrar la intensidad de la reactividad emocional nos ayuda a manejar el stress, reforzando así también nuestro sistema inmunológico. Y también ayuda a mantener el bienestar de todos a nuestro alrededor. No implica una inhibición de la acción ni rendición, sino más bien ordena, y ayuda a que podamos dar la mejor respuesta posible a lo que realidad cambiante nos va presentando.
Lic. Mercedes Méndez