Cuando estamos en situación de incertidumbre es común utilizar ciertos mecanismos que no son siempre 100% lógicos o racionales para tratar de dar cuenta de lo que está pasando. Estos mecanismos se llaman heurísticos y dan lugar a interpretaciones de lo que sucede. Muchas veces contienen ciertos sesgos, sobre todo cuando carecemos de información, activando emociones negativas como es la ansiedad.
Dichos sesgos se hacen cada vez más fuertes y así, cuando imaginamos un episodio o un evento peligroso que puede llegar a suceder, nos llevan a tomar precauciones y a reaccionar como si eso fuera posible. Actuamos por las dudas, tomando medidas de seguridad e imaginamos el evento como más probable de lo que realmente es desde el punto de vista frío de la estadística.
Es decir en las situaciones inciertas, y frente al peligro, tomamos ciertos recaudos sin tener en cuenta el escenario real. A esto se lo conoce como omisión de las probabilidades y es un sesgo que ocurre cuando reaccionamos por el evento emocional y no por la posibilidad real de que ocurra, por ejemplo, una muerte por coronavirus.