En este momento tan especial de aislamiento social obligatorio, solo se necesitan unos minutos de paseo en las distintas redes sociales -nuestro único encuentro posible con otros además de la aventura de ir al súper- para darnos cuenta de un fenómeno clarísimo: cocinar se convirtió en una de las actividades estrella de la cuarentena.
Tiene todas las de ganar: es una actividad placentera que muchas veces no podemos hacer por falta de tiempo pero que ahora es un oasis para la cabeza de cada cocinero -aficionado, profesional o novato- en el medio de la incertidumbre y la ansiedad que trajo la pandemia del coronavirus.
“De esta cuarentena salimos todos cocineros”. “Ya hice masa madre, me falta hacer gimnasia por Instagram y ya me recibo de cuarentena”. Los chistes en Twitter, las imágenes de pan y otras recetas caseras recién hechas en los perfiles de amigos y familiares en Instagram y Facebook y la creciente demostración del público de Cucinare, que cada vez nos etiqueta más en sus perfiles con los resultados de nuestras recetas, nos lleva a preguntarnos por qué conectamos tanto con la cocina en un momento donde afuera de casa todo es incierto.
Mindfulness y cocina, los socios perfectos
El mindfulness o atención plena es un concepto que en los últimos años cobró mucha popularidad porque es una actividad que intenta bajar los niveles de estrés a los que nuestro estilo de vida moderno nos tiene acostumbrados. Se trata de lograr estar presentes y de manera consciente en la experiencia del momento y no pensando en el pasado o el futuro, con pensamientos llenos de ansiedad.
“Por un lado, cocinar puede cansarnos físicamente e involucrar muchas funciones en el cerebro pero por el otro consume menos energía: nuestra cabeza está focalizada y presente en esa actividad puntual. A veces, cuando no estamos haciendo nada físico en particular, nuestro cerebro puede tender al multitasking y a los pensamientos que viajan al pasado y al futuro, lo que nos consume mucha más energía. Es decir, cuando cocinamos el cerebro descansa más que en otros momentos en los que divaga, o no está haciendo nada en particular”, cuenta a Cucinare Mercedes Mendez, psicóloga del Departamento de Psicoterapia Cognitiva y Neuropsiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y experta en mindfulness.
“Cocinar es una actividad que puede ayudarnos mucho a lograr estar presentes porque se necesitan todos los sentidos y sobre todo estar atentos, curiosos, con interés en los pasos a seguir para que una receta salga bien, es una actividad muy mindfull”, revela Mercedes.
Sol Kutner, fotógrafa, confirma el enfoque de la especialista de INECO. “Si bien siempre me gustó cocinar y experimentar, la cuarentena me hizo cocinar más y mejor planificado. El evitar salir todo lo que se pueda me llevó a hacer compras grandes y mejor pensadas, a pensar en platos más que en ingredientes a la hora de la compra. Siento que se intensificaron mis habilidades y mi curiosidad por buscar recetas, tips y nuevos sabores”, agrega Sol.
Según la profesional consultada, la práctica de mindfulness se trata de ponerle amor a lo que nos pasa en el momento presente. Y en el caso de la cocina, ese amor se convierte en el ingrediente fundamental. “Se nota enseguida cuando una receta se hace con desinterés, sin ponerle ese corazón que le ponemos cuando nos conectamos con ella”, dice. ¡No podemos estar más de acuerdo!
Para la integrante de INECO, cocinar implica que nos tomemos un tiempo de conexión con nuestros sentidos, con nuestra planificación, creatividad, intuición, atención y nuestra capacidad de jugar. Cuando lo hacemos conectamos más con nuestro cuerpo que con nuestra mente, y eso es clave para transitar estos días de angustia.
“La cocina para mí es tiempo y amor. La siento como un cable a tierra, una reconexión con algo casi ancestral y tan necesario como preparar el alimento”, asegura Georgina di Francesco, diseñadora gráfica y emprendedora. “Además es un lindo ejercicio para los ansiosos, entender que todo tiene su tiempo y proceso. Siempre me resultó terapéutico cocinar y noto que en períodos en los que estoy muy estresada o con mil cosas cocino poco y muy sencillo, como para salir del paso. Pero ahora en cuarentena estoy cocinando un montón sin pensar ‘uy, no tengo tiempo para cocinar’”, añade Georgina.
¿Qué nos pasa cuando sacamos del horno ese plato que estuvimos creando? Para la experta en mindfulness, “generalmente, después de cocinar y al ver el producto terminado, nos sentimos más relajados, distendidos y de buen humor porque tuvimos una experiencia de juego al servicio mismo de la supervivencia, con la posibilidad de brindarle a otro o a uno mismo un momento feliz, la cocina se convirtió en una herramienta de expresión muy importante”.
Mucho de eso hay en la experiencia de la cocinera aficionada en estos días de encierro: “Amo compartir mis recetas con mi pareja, con quien me casé una semana antes de que empiece la cuarentena y con mi perrita, que siempre liga algo. Compartir algo que hice yo es una satisfacción enorme en este momento”.
Para María del Carmen Barrio, contadora, la felicidad también es el ingrediente clave a la hora de cocinar: “Con la cuarentena noté que me puedo entretener buscando recetas en mi cajón de los recuerdos… . En esta cuarentena me animé a hacer cosas que nunca había hecho de Cucinare, de Paulina Cocina y de otros cocineros que admiro. Las tengo todas en mi celular y me divierte probar hacerlas y me pone feliz ver que me salen bien”.
Queda claro que la inédita situación de la cuarentena provocó grandes descubrimientos, con la cocina como vehículo inmejorable para esas nuevas experiencias. Julieta Camaño, periodista, nos cuenta que “antes de la cuarentena no tenía tiempo de cocinar y me daba pánico tardar horas y no tener buenos resultados. Y ahora me animé a hacer cosas más elaboradas, me organicé mejor, hice bastantes cosas dulces y me salieron muy bien. ¡Estoy chocha! Además es una manera de mimar a mi familia e incluir a mis hijos en una actividad divertida, además de alimentarlos saludablemente”.
Así una receta salga como lo esperamos, mejor o mal, cocinar en un momento tan especial nos da una doble satisfacción: nos conecta con nosotros mismos a la vez que se convierte en un mimo para otros. Este momento especial puede traernos nuevas revelaciones en distintos ámbitos de la vida… Y tal vez nos revele el secreto de por qué los cocineros aman cocinar.
Fuente: cucinare.tv