partir de la cuarentena, y con el correr de las semanas, comenzó a hacerse evidente que la situación de encierro, combinada con el contexto de incertidumbre actual, tenía una relación directa con el aumento del consumo de sustancias peligrosas y e l alcohol encabeza la lista de consultas en la línea 141, de la Secretaría de Políticas integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar).
También, el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos dependiente de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires elaboró un informe según el cual el 21% de las personas que consumían alcohol, tabaco y ansiolíticos desde antes de la medida, incrementaron la ingesta durante el aislamiento. En el caso concreto de las bebidas alcohólicas, la cantidad de personas que las consumen en mayor cantidad se eleva a más de un tercio : representan el 36,5%.
Para algunos especialistas, el aumento del consumo de alcohol encarna riesgos adicionales a los ya conocidos en este contexto de pandemia. Y hacen especial hincapié en las personas que ya son bebedoras. » Es importante destacar que el alcohol en exceso podría aumentar la vulnerabilidad al contagio de coronavirus por su capacidad de afectar el sistema inmunitario «, explica Fabián Triskier, médico psiquiatra del Departamento Infanto-juvenil del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
De acuerdo con el especialista, la Medicina ha observado durante mucho tiempo la asociación entre el consumo excesivo de alcohol y los efectos adversos a la salud, como alteraciones de la capacidad inmunitaria y una mayor susceptibilidad a sufrir neumonías. «En las últimas décadas, esta asociación se ha ampliado a una mayor probabilidad de que se produzcan cuadros graves de afectación pulmonar, tales como el síndrome de estrés respiratorio agudo», puntualiza.
Según Triskier, el aumento de la ingesta de alcohol durante la cuarentena no es casual. «Una carta de lectores publicada recientemente en una prestigiosa publicación científica destaca que todavía se desconocen los posibles efectos en la salud pública del aislamiento a largo plazo sobre el consumo y el uso indebido de alcohol. Sin embargo, los autores destacan que el estrés es un factor de riesgo importante para el uso indebido de alcohol y que a su vez, el consumo de alcohol es un factor que puede afectar los mecanismos de regulación emocional y consecuentemente incrementar los niveles de estrés», explica el especialista.
«Estamos inmersos en un contexto muy, muy difícil. La sensación es que el tiempo no pasa. Muchas personas se sienten en la necesidad de volcar toda su angustia en el consumo de una sustancia, como puede ser el alcohol. En esos casos recomendamos pedir ayuda, ya sea a un familiar, un amigo o a la línea 141», recomienda Gabriela Torres, titular de la Sedronar.
Según el estudio citado por Triskier, los autores alertan acerca de la posibilidad de que aislamientos prolongados como los que estamos viviendo podrían conducir a un aumento del abuso del alcohol, a recaídas en personas alcohólicas y, potencialmente, al desarrollo del trastorno por consumo de alcohol en personas de riesgo. «La Organización Mundial de la Salud, en un comunicado reciente destaca la asociación del alcohol con los trastornos mentales y alerta acerca de la vulnerabilidad de las personas en riesgo o que tienen un trastorno por consumo de alcohol, especialmente cuando están en períodos de aislamiento», agrega.
Triskier recomienda prestar especial atención en el caso de personas que son bebedoras crónicas. «La inclusión de una copa de vino en las comidas no parecería ser preocupante. Pero el aumento del consumo de alcohol y de su compra a través de los sistemas de delivery o la organización de reuniones virtuales para ‘beber juntos’ a medida en que avanzan los días de aislamiento pueden contribuir a suprimir las respuestas inmunológicas y conducir a una mayor susceptibilidad a la neumonía producida por Covid-19 «, concluye.
Fuente: La Nación