«Es mentira. No son 24 horas. Los días de cuarentena duran, algunas veces, 48 horas y otros vuelan, apenas deben tener 11 horas y media, porque nunca llego a hacer todo lo que tenía planeado», dice Martina del Cerro, madre de mellizos de cinco años y de una preadolescente de 11. Es docente y está trabajando desde su casa. También se ocupa de que a su madre, que vive a 15 cuadras, no le falte nada. «Nos levantamos temprano, hacemos cronogramas con mi marido, él es contador y también está trabajando en casa. Pero nunca llegamos a todo», señala Del Cerro, de 39 años.
¿Por qué tenemos esa sensación de que los días son más largos? Los especialistas explican que la cuarentena por el nuevo coronavirus trastocó nuestras nociones de tiempo y espacio. Que por eso nos sentimos «desacomodados» al huso horario, fuera de agenda todo el tiempo. Sin embargo, una encuesta que realizó la consultora Grow aporta otra dimensión a este fenómeno. Durante la cuarentena, efectivamente los días no duran lo mismo para todas las personas.
Quienes tienen hijos perciben que su jornada durante el aislamiento dura más de 24 horas . Pasan la mayor parte del día haciendo más de una actividad al mismo tiempo. Como trabajar y cocinar, ayudar a sus hijos en la tarea y barrer, contar un cuento y lavar la ropa, etcétera. Si hicieran cada tarea por separado, necesitarían varias horas más de las que tiene un día para completar todo. Por eso sienten que su día tiene más de 24 horas.
Existen diferencias entre los que están o no en pareja: para los hombres que viven con sus hijos los días duran entre 26 y 27 horas. Para las madres que están en pareja, tienen 30 horas y para las mujeres con hijos y sin pareja, unas 35. Significa que para ellas, compartir o no el cuidado y las tareas de la casa con una pareja hace que su día dure cinco horas más. Las jefas de hogar monoparentales viven un día y medio por cada día. O, dicho de otra manera, a excepción de cuando duermen, casi toda la jornada están haciendo más de una tarea al mismo tiempo.
El multitasking sumado a la desigualdad de género pueden ser la explicación de estar viviendo en un laberinto de espejos en el que se distorsionó el sentido del tiempo.
Fronteras desdibujadas
Los datos surgen de un relevamiento que hizo la consultora Grow de forma online sobre 825 casos de personas que viven en la Capital y el Gran Buenos Aires y buscó cuantificar cómo se había ampliado la desigualdad de género a causa de la crisis desatada por el nuevo coronavirus.
«Teníamos una sensación compartida todas las que somos madres: ese tiempo del que se habló al comienzo de la cuarentena, que nos iba a permitir leer un libro o ver esa serie que teníamos postergada, simplemente nunca existió. A las mujeres a cargo de sus hijos la vida se le volvió caótica. Su rutina simplemente explotó. Y se sienten estresadas, que no llegan a nada, que viven en una casa que no está limpia como quisieran, que a sus hijos no les puede dedicar todo el tiempo que le gustaría, que no logra hacer todo lo que se le demanda y que el tiempo de placer para ellas desapareció», indica Georgina Sticco, cofundadora de Grow.
«La encuesta tiene sus limitaciones y es acotada su representatividad, pero pone sobre la mesa una realidad que no se ve», agrega.
«Con la cuarentena, se rompieron las fronteras de los horarios y de los espacios comunes. Trabajamos y vivimos en el mismo espacio. Compartimos con los hijos, somos maestros y acompañamos sus tareas, hacemos ejercicio. Se desdibujan las fronteras entre el descanso y el ocio. Parece que estamos todo el día trabajando, todo el día estudiando, todo el día ordenando la casa y limpiando. Y, en realidad, hacemos todo eso al mismo tiempo, en una superposición de actividades que nos hacen sentir estresados, por no llegar a terminar ninguna», explica Pablo López, director académico de Fundación Ineco, y director de la carrera de Psicología de la Universidad Favaloro.
¿Alguien más se queda ordenando y limpiando la casa a la noche cuando todos duermen para levantarse en una casa que le guste?, publicó en su muro hace unos días Pamela V., de 38 años y madre de dos niñas. Las réplicas de otras madres no tardaron en llegar.
¿Dónde aparecen las mayores diferencias en el uso del tiempo? Los varones duermen más que ellas: en promedio, poco más de una hora diaria . Además, destinan casi una hora diaria más al ocio y al entretenimiento que las mujeres. Por otra parte, dedican cerca de una hora y media más al trabajo remunerado que ellas. Las mujeres trabajan unas 4,2 horas diarias y los hombres, unas 5,6 horas. (Esta diferencia es similar a la que ya registraba la última Encuesta Permanente de Hogares antes de la cuarentena).
En cambio, las mujeres dedican casi dos horas por día más que los varones al cuidado de hijos. También, destinan cerca de una hora más que ellos a acompañar a los hijos en sus tareas escolares. Y además emplean casi una hora diaria más que ellos a cocinar, limpiar y desinfectar. En total, las mujeres le dedican a las tareas de cuidado y domésticas no remuneradas, un promedio de 10,4 horas por día, mientras que los varones les destinan siete horas. (La misma diferencia de unas tres horas y media por día se encontró en la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo del Indec en 2013).
«Es relevante que la brecha no se haya ampliado. Significa que ellos están participando más que antes. Pero, de todas maneras, las mujeres sienten que son ellas las que llevan la mayor carga, que las tareas no son compartidas, sino que los hombres todavía ayudan», dice Sticco.
En hogares con hijos menores de 12 años, las horas de cuidado alcanzan las 13 horas diarias en el caso de las mujeres y 9,7 horas para los varones.
¿Quién duerme más en cuarentena? Quienes viven solos o en pareja duermen dos horas más que quienes conviven con hijos. Las personas que menos duermen son los adultos de los hogares monoparentales. Esas horas que le restan al sueño las destinan a cuidar a los hijos y a acompañarlos en sus tareas. ¿Quién dedica más horas al trabajo remunerado? Los que viven solos o en pareja dedican más de seis horas diarias al trabajo remunerado, una hora y media más que quienes conviven con niños.
Tareas
Las «cosas de la casa», cocinar, limpiar, hacer las compras, cuidar a niños y personas adultas se reparte por igual entre los miembros de la familia. Esa fue la respuesta de apenas un tercio de los encuestados. Por lo general son los varones los que perciben en mayor medida que las mujeres que la rutina diaria se reparte por igual en la familia .
Cuando se pidió que definieran las tareas que en mayor medida eran «compartidas» se identificó que toda l a familia participaba en limpiar/desinfectar y cocinar. En cambio, hacer la tarea con los chicos y cuidar a personas mayores recaen con mayor frecuencia en las mujeres. (Seis de cada diez hombres dijeron que no se ocupan de organizar la rutina ni el quehacer diario del cuidado de los chicos y siete de cada diez que no se ocupa de los adultos mayores).
La tarea de los chicos se convirtió en un motivo de queja en muchos de los grupos de WhatsApp de los colegios. Sin embargo, según la encuesta, la mitad de los padres piensan que los chicos hacen la tarea del colegio por sí solos . Mientras que solo el 27% de las madres dice que es así.
Fuente: La Nación