Es probable que la experiencia de aislamiento prolongado a las que nos vemos sometidos por la pandemia de COVID 19 tenga diferentes consecuencias en nuestra conducta, entre ellas la del consumo de alcohol y su impacto en las familias, explicó en diálogo con La Prensa el médico psiquiatra Fabián Triskier, de Ineco.
”Una carta de lectores publicada recientemente en una prestigiosa publicación científica destaca que todavía se desconocen los posibles efectos en la salud pública del aislamiento a largo plazo sobre el consumo y el uso indebido de alcohol. Sin embargo, los autores destacan que el estrés es un factor de riesgo importante para el uso indebido de alcohol y que, a su vez, el consumo de alcohol es un factor que puede afectar los mecanismos de regulación emocional y consecuentemente incrementar los niveles de estrés”, aclaró el especialista.
Además, Triskier comentó que los autores de la publicación alertan acerca de la posibilidad de que aislamientos prolongados como los que estamos viviendo podrían conducir a un aumento del abuso del alcohol, a recaídas en personas alcohólicas y, potencialmente, al desarrollo del trastorno por consumo de alcohol en personas de riesgo.
”El impacto del estrés en el consumo de alcohol y el riesgo de trastornos por consumo de alcohol depende del tipo, el momento del curso de la vida, la duración y la gravedad del estrés experimentado”, detalló el psiquiatra, para luego añadir: “Ha sido demostrado, que el estrés por catástrofes, tales como ataques terroristas o desastres naturales causa aumentos en el consumo general de alcohol a nivel de la población. Sin embargo, este tipo de experiencias estresantes, no parecería impactar tanto en el aumento en la incidencia de trastornos por consumo de alcohol”.
Triskier también explicó que existe evidencia que afirma que las personas con un historial de trastorno por abuso de alcohol tienen más probabilidades de beber para hacer frente al evento traumático. “Además, la experiencia de aislamiento sostenido provocada por la pandemia por COVID 19 ha provocado mayor incidencia de casos de violencia doméstica, muy frecuentemente asociados con el aumento del consumo de alcohol”, subrayó.
CONSECUENCIAS
Respecto de las posibles consecuencias de la ingesta excesiva de alcohol en este período, el psiquiatra indicó que la Organización Mundial de la Salud, en un comunicado reciente, destaca la asociación del alcohol con los trastornos mentales y alerta acerca de la vulnerabilidad de las personas en riesgo o que tienen un trastorno por consumo de alcohol, especialmente cuando están en períodos de aislamiento. “Pero además, es importante destacar que el alcohol podría aumentar la vulnerabilidad al contagio de coronavirus por su capacidad de afectar el sistema inmunitario”, advirtió.
Por otra parte, mencionó que los médicos han observado durante mucho tiempo la asociación entre el consumo excesivo de alcohol y los efectos adversos a la salud vinculados a alteraciones de la capacidad inmunitaria, por ejemplo, mayor susceptibilidad a sufrir neumonías. “En las últimas décadas, esta asociación se ha ampliado a una mayor probabilidad de que se produzcan cuadros graves de afectación pulmonar, tales como el síndrome de estrés respiratorio agudo”, precisó.
Asimismo, indicó que el sistema gastrointestinal es donde el alcohol es absorbido. Uno de los efectos inmediatos más significativos del alcohol es que afecta a la estructura e integridad del tracto gastrointestinal. “Por ejemplo, el alcohol altera el número y la relativa abundancia de microbios intestinales. Estos microorganismos participan de la maduración y la función del sistema inmunológico. El alcohol interrumpe la comunicación entre estos organismos y el sistema inmunológico intestinal. Además, el consumo de alcohol también daña diferentes tejidos celulares las células del sistema gastrointestinal, interrumpiendo la función de barrera y facilitando la fuga de esos microorganismos en la circulación sanguínea”, enumeró Triskier.
En esa línea, el psiquiatra agregó que, en el sistema respiratorio, el alcohol interrumpe la función ciliar en las vías aéreas superiores, deteriora la función de las células del sistema inmune y debilita la función de barrera de los epitelios en las vías respiratorias inferiores. “El alcohol interrumpe la función ciliar en las vías respiratorias superiores, deteriora la función de las células inmunes (es decir, macrófagos alveolares y neutrófilos) y debilita la función de barrera de los epitelios en las vías respiratorias inferiores (donde la COVID-19 también puede atacar). A menudo, el daño pulmonar provocado por el alcohol no se detecta hasta que un segundo impacto, como por ejemplo una infección respiratoria, provoca enfermedades pulmonares más graves que las observadas en los no bebedores. Esto es lo que podría suceder frente a una infección por Covid 19”, aseguró.
El profesional de Ineco también apuntó que existen investigaciones que demuestran que no es necesario el consumo prolongado de alcohol para afectar el sistema inmunitario, incluso en personas jóvenes. “El análisis de sangre de personas jóvenes con intoxicación alcohólica aguda muestra a apenas 20 minutos después del pico de intoxicación un aumento de la actividad del sistema inmunológico con aumento de tres tipos de glóbulos blancos que son componentes clave del sistema inmunológico: leucocitos, monocitos y macrófagos. También un aumento en los niveles de un tipo de proteínas llamadas citoquinas que indican al sistema inmunológico que se acelere. Entre dos y cinco horas después del pico de intoxicación, los investigadores encontraron el efecto opuesto: menos monocitos y macrófagos circulantes y niveles más altos de diferentes tipos de citoquinas que le indican al sistema inmunológico que se vuelva menos activo”, puntualizó.
Al referirse a las personas que ya sufrían alguna adicción al alcohol antes del aislamiento preventivo, Triskier remarcó que es muy importante que los bebedores crónicos presten más atención al aumento del consumo durante el aislamiento, también sus familiares, especialmente cuando a éste se le suma la pérdida del trabajo y los ingresos.
“La inclusión de una copa de vino en las comidas no parecería ser preocupante, pero el aumento del consumo de alcohol y de su compra a través de los sistemas de delivery o la organización de reuniones virtuales para ‘beber juntos’ durante días o semanas a medida que avanza el periodo de aislamiento pueden contribuir a suprimir las respuestas inmunológicas y conducir a una mayor susceptibilidad a la neumonía producida por Covid 19”, concluyó.
Fuente: La Prensa